“Estamos viendo una crisis de extinción masiva que no se veía de la época de los dinosaurios”

Ignacio (Kini) Roesler, es coordinador del Programa Patagonia de Aves Argentinas y Director Científico de la Asociación, e investigador del Conicet y uno de los ganadores de los Premios Whitley.

Dedica su vida al estudio de la ornitología y hace diez años que trabaja para salvar al macá tobiano de la extinción, camino al que estaba destinada la especie de no haber intervenido a tiempo.

En diálogo con La Burbuja Verde “Kini” Roesler nos contó sus días como “guardián de las aves”, una lucha constante contra el calentamiento global y la transformación de los ecosistemas.

“Lo que está pasando es un aceleramiento en el calentamiento global, la tierra se ha calentado y enfriado un monton de veces en el pasado, por eso las glaciaciones que todos escuchamos hablar”.

“Lo que ocurre es que se está acelerando ese proceso a una velocidad que no es natural y eso es producto de muchos fenómenos que fueron aconteciendo por parte del ser humano, principalmente los gases del efecto invernadero. Lo que pasa a nivel transversal a todos los ecosistemas del mundo y que nos incluye a los humanos porque somos una especie más en el planeta, somos un animal más, un bicho más que anda dando vueltas”.

“El fenómeno de calentamiento se hizo tan veloz que las especies no tienen tiempo para adaptarse a los cambios climáticos, se aceleran las migraciones, algunas especies se desplazan hacia otros ambientes, pero ese corrimiento no alcanza para adaptarse al ritmo que deberían producto del calentamiento global”.

“Un ejemplo es el macá tobiano que su principal amenaza es el cambio climático, se les están desapareciendo las lagunas en las que reproducía, principalmente porque hay menos nieve y cuando cae se derrite más rápido, entonces se acumula y eso genera que además de que va desapareciendo el ambiente tienen menos lugares donde criar”.

El macá tobiano/ Roesler y su equipo en el campo. Fotos: gentileza de Gonzalo Pardo y Adrián Sanz

A partir de 2009, Roesler se propuso desarrollar distintas acciones para proteger al macá tobiano de esas amenazas. Las tareas se encaminaron hacia el monitoreo y los censos poblacionales constantes alrededor de esta especie; el seguimiento a través de técnicas de telemetría; el estudio de su ruta migratoria para evaluar potenciales amenazas de la especie; el control de visones y gaviotas cocineras; y acciones de concientización con las comunidades de la región en la que habita este ave.

“El cambio climático genera consecuencias en cadena de problemas para todas las especies, hay varios casos de especies que desaparecieron por una sumatoria de fenómenos, el cambio climático lo que genera es una transformación de hábitat a muy gran escala, pero cuando las especies empiezan a reducir estos ambientes disponibles el humano viene atrás con la transformación de hábitat, por ejemplo, como la deforestación la contaminación de lagos y genera que se multiplique el efecto del cambio climático”

El macá tobiano vive en la Patagonia Austral, en Santa Cruz, en los lagos y lagunas de las mesetas de altura, paralelas a Los Andes y durante el invierno migra hacia la costa atlántica, a los estuarios de los ríos Coyle, Gallegos y Chico-Santa Cruz.

Entre las acciones que lleva adelante junto a su equipo en esa zona, Roesler incluye también la cría de huevos abandonados de macá en incubadoras, y la instalación de plataformas flotantes para favorecer la nidificación.

“La planta acuática con la que el macá construye sus nidos no ha florecido, por eso intentamos ayudarlo para conservarlo –indica-. También capacitamos técnicos para tomar datos y tratar que, una vez que comience la nidificación de los macáes, minimicen la probabilidad de que algún evento pueda destruir los nidos o las colonias”.